3.12.08

Para el Ruso, in memoriam

(Mónica Torrez) Beatriz me invitó a Tucumán pero no pude viajar por compromisos con la UNNE, al regreso me comentó que había estado con Patricio, a quien yo había entrevistado en marzo o abril cuando vino por la Red Provincial de Cultura que ya había comenzado a desarticularse sobre todo por los cambios de directores municipales en localidades del interior. La entrevista fue interesante, pero lo mejor?, lo que no se grabó y charlamos sentados en el umbral de una casa frente a la Plaza Cabral, ya en la post gestión Lischinsky. Lástima que no grabé!!!
Imaginé que no tendría desperdicios la carta que Calvo le había escrito a Beatriz sin saber si algún día la leería. Va.
-----

Beatriz:
Como te dije en Tucumán escribí esto para Norberto y lo envié a algunos Directores de Cultura de Corrientes con el pedido expreso de que te lo hiciesen llegar. Algo falló y no fue posible así que . Vaya pues este envío para reparar la chambonada.

Patricio Calvo
-----
En los últimos tiempos lo llamaba “Ruso” o “Rusito” cada vez que nos cruzábamos en un abrazo, de esa manera cachacienta y afectuosa que tenemos los porteños de nombrar genéricamente a los judíos.

Desde que lo ví por primera vez pensé que podría negarme muchas cosas menos su condición de correntino. Siempre lo voy a recordar con cintos de cuero crudo, con su cabeza hormigonada de gomina y esa sonrisa abigotada que cambiaba entre ser socarrona, o traslúcida como la de un gurí, de acuerdo al interlocutor.

Siempre fuimos de trato franco y directo y muy seguido y muy rápido nos olvidábamos de nuestros roles y funciones y compartimos cosas de este mundo aún en desacuerdo. Esto fue importante para mí. Yo siempre fui peronista y él siempre fue radical y me creyó y le creí en tanto pienso que ambos reconocíamos del otro el esfuerzo por ser coherentes en un mundo donde a las palabras, demasiadas veces, “se las lleva el viento”.

Se murió Norberto y yo estaba lejos suyo… A lo mejor no tanto (y eso que no creo haber sido su amigo o quizás si….Vaya uno a saber!) Tal vez si hubiésemos sido vecinos hubiésemos cultivado esas amistades antiguas, como las que cuenta Yupanqui, donde dos criollos sólo cruzan las palabras necesarias pero son capaces de defenderse mutuamente en una riña peligrosa o cuando llega una dictadura.

Cambié opiniones con él sobre sus pagos, sobre la Patria, sobre lo que vamos siendo en este suelo querido y difícil y siempre me alegré de hacerlo, siempre.
Me apena su muerte y desde acá lejos ensayo un sapucai para espantar el dolor. Mientras escribo estas líneas me acuerdo de viajes compartidos, de sus historias sobre el Gaucho y sus explicaciones sobre el barrio Cambacuá…Esas son las cosas que los que se van con la vida hecha dejan en los demás…dejan las cosas que sirven y que nosotros les vamos a poder dejar a otros.

Qué carajo vas a estar muerto Rusito!... Si yo voy a entrar de nuevo en “El Mariscal” y me voy a topar con tu recuerdo de estar inventando una comida al lado de tu compañera para recibirme...Qué carajo vas a estar muerto si siempre te voy a ver en el Seminario de Goya sentado atrás de todos haciéndome guiños cómplices y pícaros cuando me excedía en algún comentario.

Cambá Castillo con la “Uruguaya Josefina”está sonando a mi lado y yo me acuerdo de vos chamigo Rusito. Si falta poco o mucho para encontrarme con vos nadie lo sabe, mientras tanto recibí este saludo y este abrazo impotente y sin distancia. Mientras tanto esperame hermano con una ginebra, cerca de Jehová o de Dios Padre, como vos quieras, para reírnos de nosotros mismos disfrazados del angelito que nunca fuimos. (Patricio Calvo)

17.8.08

"Los estrecho a todos en un abrazo"

Representantes de la Fundación Mempo Giardinelli, suman su homenaje a Norberto. Esta vcarta fue aportada generosamente por Beatriz Kunin, su esposa, luego de tomar contacto con la puesta on line de nuestro este http://www.culturalischinsky.blogspot.com/ que inicié en la madrugada del 15 de agosto último, como una necesidad de mantener vivo su pensamiento. (Mónica Torrez)
Leer haciendo click en el título que sigue: "Ausente con aviso" - Homenaje de la Fundación Mempo Giardinelli

“Esto escribió Marily”

Con la única leyenda “Esto escribió Marily”, recibí de parte del Dr. Roberto Villalba, director del Centro Cultural Siete Corrientes”, el siguiente texto, de autoría de Marily Morales Segovia. Lo compartimos con nuestros lectores. (Mónica Torrez)
Hacer click en el título: El texto de Marily - Marily Morales Segovia

16.8.08

El timonel del Teatro Vera‏

Cunde en el medio a principios de 2008, la noticia de que en çambitos oficiales existe una "fuerte" vocación de jubilar al arquitecto José Ramírez, director de la sala oficial. La especie, motoriza a Lischinsky, recientemente renunciado al cargo de Subsecretario de Cultura provincial, editorializa al respecto, material que sólo fue publicado por el Diario Epoca de Corrientes, cuatro meses antes de su deceso.
El timonel del Teatro Vera
Por Norberto Lischinsky
Una inveterada tradición argentina nos induce a desvalorizar la complejidad de la tarea desarrollada por nuestros prójimos y, por ende, su valía. ¿Crochet? Facilísimo. Ese negocio se maneja de taquito. Tiene éxito como músico, pero lo ayudó la suerte. Eso lo hace cualquiera, no es ningún mérito. Hemos logrado instalar el menosprecio y el ninguneo en lugar de adoptar la emulación como estrategia de crecimiento individual y colectivo. Buscamos explicaciones mágicas, conspirativas o meramente absurdas en vez de desentrañar las claves del éxito y la calidad para orientar nuestra propia búsqueda..
No existen misiones fáciles ni éxito fortuito. Voy a utilizar un ejemplo caro al sentir de los correntinos y de lamentable actualidad. Conducir un complejo teatral es un cometido particularmente dificultoso. Implica, por analogía, algo similar a la conducción orquestal. Se debe lograr la conjunción armónica de muy diferentes componentes, alinear voluntades e intereses, interpretar exigencias de terceros que no siempre son explicitadas claramente. Programación, producción, puesta en escena, mantenimiento, comunicación, publicidad, son algunos pocos de los múltiples ítems abordados por quien tiene a su cargo la tarea de conducir un espacio escénico.
Como decimos en el barrio, no es chico pleito.
José Ramírez timonea desde hace treinta y un años la nave almirante de las artes escénicas de nuestra provincia y la región: el Teatro Oficial Juan de Vera. Ha sobrellevado los más diferentes criterios (o ausencias de criterio) administrativos y conducciones, vivido etapas de esplendor y decadencia, manejado presupuestos importantes y padecido la ausencia absoluta de recursos. Ha sabido formar equipos de trabajo capaces y profesionales que triunfaron en diferentes ámbitos, dentro y fuera de la provincia. Siempre apuntó a la programación de mayor jerarquía, aunque tantas veces las carencias económicas hayan limitado su ambición, que es la de ofrecer al público lo mejor.
Pero, por otra parte, basta con observar los resultados tangibles. El Teatro Vera luce espléndido e impecable. Todos los ámbitos del espectáculo han desaparecido de la ciudad y el Vera permanece incólume. Si no colegimos que alguna relación guarda su conducción con estos asertos, seguramente estaremos forzando viciosamente el análisis…
Si te he visto…
Por escrito y a través de un funcionario administrativo, se lo ha intimado a José Ramírez “a acogerse a los beneficios de la jubilación”. Sin anestesia. Haciendo gala de la excepcional delicadeza y fina sensibilidad que evidentemente son un sello de la gestión, se da por concluido el periodo de dirección más prolongado y coherente en la historia del teatro. Acá no hacen falta sutilezas ni campañas de prensa puesto que no se trata de ablandar algún legislador renuente ni se apunta a convencer a la esquiva opinión pública: se está hablando apenas de la Cultura y de un funcionario que ha dado su vida por ella. O sea, poca cosa.
En años de trabajo conjunto, he discrepado casi a diario con José Ramírez. No compartimos una visión ideológica, conceptos estéticos ni una filosofía de la gestión cultural. Provenimos de ámbitos y formaciones disímiles. Nada de ello obstó para que desarrolláramos una convivencia equilibrada ni para que se mantuviera un consistente respeto por su trayectoria. Se destrabaron algunos intríngulis previsionales originados en su larga carrera al servicio del Estado y el Arquitecto Ramírez ejerció en plenitud la dirección del teatro en uno de sus períodos de gloria: la restauración integral realizada en el año 2005.
Rara avis en un ámbito en el cual el servicio público no suele reclutar sus cuadros entre la intelectualidad, los claustros ni la creación, Ramírez es un artista de variada formación, con estudios de Arquitectura y Bellas Artes pero también con una larga carrera en la danza y el teatro. Su nombre está nimbado de prestigio y admiración entre sus interlocutores de tantos años: los artistas de la región, las compañías nacionales, los productores que presentan sus obras en el Vera, los profesionales que sostienen relación con la institución. Condujo a nuestro teatro con energía, dedicación y una obsesiva honestidad. Dedicó meses de trabajo y salud a la obra que corona la cúpula de la sala, pero donó íntegramente sus honorarios porque consideraba incompatible percibirlos mientras ejercía la dirección del coliseo.
Lamentable distracción
Seguramente las autoridades estaban distraídas y no prestaron atención al hecho de que a un funcionario de esa jerarquía y merecimientos le corresponde algo más que una fría nota de intimación. En una administración sensible y humana, el marco de alejamiento de una figura como José Ramírez se transforma necesariamente en un homenaje a sus quilates y trayectoria. Ese galardón es también una señal para todos aquellos que, como él, han asumido el servicio público con devoción.
Se presenta también una cuestión mayor en un puesto de esa exposición y compromiso comunitario: la sucesión del Arquitecto Ramírez, sin lugar a dudas una elección compleja y delicada. Las propias virtudes y capacidades de Ramírez indican una lista de requerimientos difícilmente alcanzable.De hecho, el mayor temor de los devotos y habitués del teatro es el aterrizaje de algunas de las opacas figuras que pululan en los despachos oficiales. Ya provocó estremecimientos el rumor que se programaba la designación de un melifluo decorador de interiores, dueño de una sólida trayectoria de adulador y poncho yeré. Pero seguramente primará el sentido común y de la sabiduría de los responsables del área surgirá el nombre de otro José Ramírez, dotado de análoga jerarquía intelectual y humana.
Entretanto, el Arquitecto Ramírez continuará recibiendo a diario un homenaje sin par: el reconocido agradecimiento de sus conciudadanos a una gestión excepcional.

Norberto Lischinsky
Publicado el 15-4-2008 en "Epoca" de Corrientes

Cul - yuntura

Este artículo fue escrito por Norberto en Enero de 2008. Tras su renuncia al cargo de Subsecretario de Cultura de la provincia, a fines de Octubre de 2007, en momentos de características políticas inenarrables para con su área, el hombre asistió fuera de la función pública a una sui géneris edición de la 18ª Fiesta Nacional del Chamamé y 4ª Fiesta del Chamamé del Mercosur, ejecutada por una gestión cuyos rasgos distintivos son abordados y analizados por el autor del texto que sigue. Lischinsky no había logrado que los medios gráficos se animaran a publicar el artículo. Sólo el Diario Época, medio gráfico virtualmente distanciado del poder central, publicó estas líneas. A su bandeja de correos llegaron algunos tímidos pero firmes mensajes de adhesión, desde el interior un director de Cultura municipal, lo telefoneó para decirle "explicame Ruso lo que quisiste decir, porque no entiendo". El funcionario comunal, chamamecero, personalmente nos confesó "me lo explicó y le entendí y ahora pienso como él...". El propio Lischinsky llegó a manifestarnos en una charla telefónica, "me llamó una colega tuya y me dijo <mirá Norberto estoy totalmente de acuerdo con vos, pero no lo puedo manifestar por radio, no soy kamikase>. De algunos, no pudo conocer sus correos de adhesión, sólo se habían atrevido a adherir con seudónimo. Con CUL-YUNTURA, queremos poner en valor, no aquello que en apariencias y equivocadamente puede interpretarse que subyace -malestar político-, sino únicamente, el punto de fuga y las líneas que se trazan desde él, en el pensamiento lischinskiano relativo al abordaje de la problemática de puesta en valor, jerarquización y aputalamiento sustentable de la más trascendente fiesta popular -devenida en acontecimiento programado- que Corrientes exhibe en la actualidad.(Mónica Torrez)

La Fiesta estuvo motorizada por Polito Castillo
(*) a principios de los '80, pero fue Norberto Lischinsky quien la remozó, sin provenir de las vertientes de raigambre chamamecera. Su incursión generó rechazos y aprobaciones, pero el evento logró su máximo esplendor al ser abordado por su gestión.


Fiesta para hoy o fiesta para siempre?
Por Norberto Lischinsky
Cuando todos festejan, quien se atreve a reflexionar sobre las carencias de la celebración suele ser vituperado por agorero y aguafiestas. No comparto esa opinión: atreverse a la crítica, actuando a contrapelo del sentir general, es una demostración de valentía y honestidad intelectual. De hecho, no implica el acierto o corrección de lo expresado, pero con seguridad denota la voluntad de tender positivamente la mirada hacia el futuro.La digresión viene a cuento de la última Fiesta Nacional del Chamamé, realizada con un fenomenal éxito de asistencia en el Anfiteatro Cocomarola.

Lleno de público, grandes figuras de nuestra música y una ambiciosa puesta escénica parecen sinónimo de éxito. Lamento discrepar: abrigo el temor que en el formato de gestión adoptado para la realización de esta celebración popular radique el germen de su agonía. Y paso a explicar el sustento de tan apocalíptico aserto.

El resurgimiento
Tuve el honor de ser el responsable de la organización de cuatro fiestas (de la 14ª a la 17ª) y de haber logrado su reconocimiento como Fiesta del Chamamé del MERCOSUR. Ello, partiendo virtualmente de cero, dado que en el año 2003 el evento se hallaba reducido a dimensiones locales, presentaba una muy modesta propuesta artística, carecía por completo de convocatoria y se realizaba en un anfiteatro virtualmente arrasado.

El equipo de talentosos técnicos y artistas que proveyó a su renacimiento imaginó una receta para su paulatina recuperación. Con ejes en una programación de excelencia, el aporte de una planta sonora y lumínica de igual jerarquía, el reconocimiento de las diferentes contribuciones (estilísticas, etarias, conceptuales) en forma de una cartelera amplia y diversa y la restauración edilicia del Anfiteatro Cocomarola, el criterio central fue un tránsito paulatino a la sustentabilidad.

¿Adónde apuntamos con ese concepto?
La lectura de la serie histórica de vaivenes, alzas y bajas de la Fiesta del Chamamé señalaba el claro interés concitado por la celebración, en tanto que sus eclipses se vinculaban con las crisis económicas nacionales o institucionales de la provincia. O sea: la propuesta artística era atractiva, el público respondía. pero el organizador claudicaba esporádicamente. Frente a eso, la respuesta era perseverar en un formato previsible, de crecimiento constante, en una fecha fija del calendario y propendiendo al autofinanciamiento de la fiesta.

El estado, como gestor y soporte del proyecto, debía concebir una secuencia en la cual los ingresos de la fiesta tendieran paulatinamente a equilibrar los egresos. Ello implicaba operar sobre un persistente aumento de la recaudación por boletería y la contribución de patrocinantes no-estatales. Las variables que conducen a esos resultados son básicamente las enunciadas: trabajo organizado, anticipado y previsible del grupo de coordinación; una cartelera permanentemente convocante, aunque dotada de capacidad de sorpresa y renovación; articulación con actores oficiales y privados del área de Turismo, capitalizando su potencial como atractivo para visitantes de otras provincias y el MERCOSUR; televisación y difusión a través de medios nacionales.


La insistencia en estos criterios redundaría a la postre en un flujo de patrocinantes que reduzca el proporcional de soporte presupuestario proveniente del erario; por ende, se constituye en un seguro anticíclico, anticipándose a las periódicas crisis de caja del gobierno provincial.Así las cosas, la fiesta fue creciendo desde las tribunas vacías del 2003 al lleno casi absoluto del 2007; de la agonía a un espacio en la gran agenda de las fiestas populares, agregando un cuarto día en la XVII Fiesta y la promesa (incumplida) de una quinta jornada para el 2008. Cada vez más empresas aportaban a su sostén y, acudiendo al atractivo de bonos multi-acceso y sorteos, se logró un satisfactorio nivel de recaudación.

El presupuesto de la XVII Fiesta fue de $350.000 y se recuperaron -ya deducidos los gastos y derechos artísticos- casi $100.000 para las arcas del Teatro Vera, responsable formal de la organización.Fue fundamental el funcionamiento de una red de alianzas dentro del propio aparato del estado, constituido por organismos y funcionarios que participaron de la visión y cooperaron en su desarrollo. Más allá del ejecutivo que convalidó la apuesta en el 2003, fue permanente el sostén brindado por el Instituto de Viviendas de Corrientes, el Instituto de Lotería, el área provincial de Turismo, la Casa de Corrientes en Buenos Aires, la Policía de la Provincia y la Dirección de Energía, entre otros.


Más de lo mismo
Pero, he aquí que este año se optó por un concepto organizativo diferente. El presupuesto se triplicó hasta llegar a $1.160.000 y, considerando que no hubo retorno vía boleterías pero sí aportes de otras áreas, perfectamente puede considerarse que se cuadruplicó. No se acudió al patrocinio privado. Se asignaron las entradas a organizaciones de bien público, lo que hubiera sido loable si la distribución hubiese guardado proporción con la capacidad de venta de estas organizaciones. La recaudación genuina fue irrisoria. Se gastaron sumas ingentes en fabulosos recursos técnicos, en un alarde casi impúdico cuando se retacean los fondos a celebraciones populares del interior de la provincia, fundamentalmente en los municipios conducidos por "los otros", categoría que castiga a todos los ciudadanos correntinos que han optado por gobiernos comunales indóciles con el poder central.

Este formato de fiesta, ostentoso y clientelista, durará tanto como la bonanza económica y dependerá siempre del estado, con eje en la conveniencia que el ejecutivo deduce le reporta. Si la visión organizativa proviene de la Cultura, se procurará garantizar su perdurabilidad; si se lo observa desde la política partidaria, será una pieza más del ajedrez electoral.

Habrá quien piense que reflexiono motivado por el despecho: nada más equivocado. Siento cada paso adelante de la Fiesta del Chamamé como un triunfo de nuestra Cultura, pero mucho sospecho que este dispendio no haya significado un avance.

Creo en los desarrollos paulatinos, mesurados y sustentables, no en los alardes de billetera de administradores con ínfulas.Y en el supuesto que existiera tanta plata para gastar que urgiese triplicar el presupuesto del ejercicio anterior, me atrevo a sugerir un grupo de acciones que provean sustento al chamamé y la fiesta con vistas al futuro.
Por ejemplo, reforzar dramáticamente los circuitos de selección y representación en los municipios con fuerte arraigo chamamecero, concluyendo en las prefiestas locales; apoyar a las peñas, talleres, grupos de danza y agrupaciones tradicionalistas que actúan a nivel comunal y barrial, sosteniendo este magnífico semillero de artistas; garantizar la circulación provincial y regional de los grupos emergentes, que tantas veces están inhibidos del reconocimiento masivo por la misma imposibilidad de mostrarse; finalmente, invertir responsablemente en el replanteo y refuncionalización del Anfiteatro Cocomarola, vulnerable en lo físico e infradotado en su planta de personal.
A buen entendedor
Amigos bien intencionados, a quienes anticipé mi idea de hacer conocer mi parecer sobre el tema, me previnieron acerca del modo en que serían interpretadas estas reflexiones y la factibilidad que el poder de fuego de un gobierno habituado a las campañas de prensa se volcara en mi contra. Es posible, pero me cabe la certidumbre que la expresión de opiniones honestas no está sujeta al sentido de la oportunidad. Lo digo porque lo pienso y firmo debajo. No tengo el hábito de encomendar a ningún amanuense la formulación de mis ideas y (mucho menos) agazapado en las sombras.

Temo genuinamente que el terreno ganado en el crecimiento de la Fiesta Nacional del Chamamé se pierda en decisiones erróneas, en la destrucción de su natural sustentabilidad y sea simplemente contabilizado como capital electoral.
Eso constituiría una afrenta a la devoción de una comunidad que es su verdadera propietaria y a los artistas, oficiantes del rito mayor de la religión chamamecera.

Norberto Lischinsky

(*) Leopoldo Castillo, folklorista, letrista, compositor de innumerables obras del repertorio chamamecero, creador del Dúo Ubeda Chávez, el Conjutno Tradición, y de "Embajada Cartelera Correntina, nacido en la Provincia de Buenos Aires. (Fuente: Mónica Torrez) / (**) Mónica Torrez, periodista, locutora nacional, técnica en turismo, nacida en Buenos Aires en el seno de una familia vinculada a la organización de espectáculos chamameceros, encarnada en el proyecto "Estrellas del Litoral"; nació en Buenos Aires. Fotos de Arón Fisman

Hasta siempre...

"Hasta siempre" condensa textos de afecto despedida y aquellas manifestaciones de reconocimiento hacia Norberto César Lischinsky, tras su partida el pasado 13 de Agosto de 2008.

Declaraciones de José Nun - Secretario de Cultura de la Nación
Enojado con la puta muerte - Roberto Polimeni
Al ex Subsecretario de Cultura, Norberto Lischinsky - Alejandro Mauriño
Adiós, Norberto - Nicolás Toledo

15.8.08

Espistola en respuesta a Mempo

El presente material fue publicado en el segunto semestre de 2008, siendo Norberto Lischinsky aún, subsecretario de Cultura de la Provincia. (*). Lo que sigue constituye el material emitido oportunamente.

------

A raíz de una publicación realizada por el escritor chaqueño Mempo Giardinelli, en la que hace referencia a la falta de propuestas culturales en las plataformas de los candidatos presidenciales, el subsecretario de Cultura de Corrientes, Norberto Lischinsky, manifiesta su concordancia y hace su aporte al respecto.(Mónica Torrez)



El Patito Feo dobla la apuesta (Por Norberto Lischinsky)

En un excelente y oportuno artículo periodístico (publicado en diferentes medios del país y el exterior, pero también de copioso tránsito por Internet) Mempo Giardinelli calificó de “patito feo de la puja electoral” a la propuesta cultural ausente en las plataformas de los candidatos presidenciales. Con agudeza, Mempo identifica el silencio de los candidatos tanto con la falta de compromiso como con la ignorancia, y adjudica una importancia central al mutuo desconocimiento entre las producciones simbólicas de la Ciudad de Buenos Aires y las provincias argentinas.



Lejos estoy de discrepar con los asertos del escritor chaqueño, ampliados posteriormente en otra nota (Algunas precisiones para el debate cultural), destinada también a aventar las intenciones innobles que la mala leche y la paranoia de algunos funcionarios adjudican a cada toma de posición. Los comparto, fundamentalmente en lo que hace a la centralidad del debate pendiente sobre políticas culturales y el impacto decisivo que la conjunción de nuevos rumbos y un compromiso de la clase política pueden aportar a la cohesión de nuestra sociedad.


Tengo la certeza, empero, que la apuesta puede redoblarse. Lo hago desde la experiencia que los años al frente del área de Cultura de Corrientes le han aportado a mis convicciones y desde un distingo conceptual: las políticas públicas de Cultura deben proyectarse mucho más allá del estímulo y soporte de las producciones simbólicas.


Han de apuntar necesariamente a la efectiva consumación de los derechos culturales que consagrara la Reforma Constitucional de 1994 y la adhesión argentina a cartas y convenios internacionales; a la democratización y federalización del acceso a los bienes culturales; a la implementación de políticas activas de inclusión social capitalizando las herramientas que ofrecen la cultura, el arte y la educación. Finalmente, a ubicar a la Cultura y las industrias culturales en el centro mismo de la agenda nacional, tal como acontece en los países más adelantados en la materia.


Hoja de ruta

En la presunción que el anhelado debate no se producirá en el efímero plazo que nos separa del 28 de octubre y que la timidez de los candidatos no habrá de disiparse hasta entonces, me atrevo a mencionar algunos ítems de tratamiento imperioso e inmediato, antecediendo quizás al gran acuerdo pero reclamando de todos los partidos una posición de concertación acerca de ellos.


Rango ministerial

Firuletes retóricos al margen, no habrá jerarquización genuina del área de Cultura en tanto mantenga un status subsidiario en la organización del gobierno nacional. Pregonar la importancia de la cultura pero inhibir simultáneamente la participación de su titular en el debate sobre acciones prioritarias y asignación de recursos, restringiendo también la interacción con ámbitos de compatibilidad (turismo, cooperación internacional, educación, acción social), es una actitud de alto cinismo que no debe ser consentida.


Presupuesto

El organismo oficial de Cultura debe lidiar simultáneamente con un presupuesto enjuto y la mella que le significa el sostén de instituciones y elencos. El presupuesto efectivamente ejecutable suele ser de una humildad inconfesable y sujeto a la buena voluntad del Ejecutivo, que lo reanima con aportes especiales. Esa situación mendicante se ubica en las antípodas de la prescripción de la Unesco que recomienda asignar el 1% del presupuesto a la inversión en Cultura. No habrá políticas públicas ambiciosas y efectivas sin una inversión que revierta el giro vicioso de la rueda. La recomendación de la Unesco debe convertirse en una bandera de consenso.


Red de indicadores culturales

Los componentes tangibles de la Cultura son pasibles de ser medidos y evaluados en forma sistemática, fundamentalmente en lo que hace a creación, preservación y consumos. En tanto no dispongamos de información actualizada en forma constante sobre ámbitos y actores de la cultura, continuaremos pulsando el masomenómetro a la hora de las decisiones. La generación de este sistema, con la necesaria participación de las universidades y organismos expertos del Estado, es un insumo previo al “gran debate”.


Herramientas federales

El organismo rector de la Cultura nacional (hoy la Secretaría de Cultura de la Nación) carece estructuralmente de instancias federales, sean de consulta, programación o decisión. La Asamblea Federal es graciosamente convocada por el titular del ente sin que medie obligación alguna al respecto. Desde su diseño, la SCN desdeña y ningunea a las provincias y los organismos provinciales de Cultura. Los programas ejecutados desde esa órbita (aun los más exitosos y sensatos, tal como “Música de todos” o el “Cine Móvil” del Instituto del Cine) fueron concebidos desde la atalaya del Obelisco. Los candidatos deberían comprometerse unánimemente a la creación de un marco de análisis y debate permanente, tal como un Consejo Federal de Cultura, con la participación protagónica de los representantes provinciales.


Cultura digital

Los mayores escenarios del espectáculo, la producción artística, el intercambio de información simbólica y educativa, están de hecho desregulados y liberados de la participación estatal, amén de constituir el sujeto de monumentales baches legislativos y jurídicos: Internet, el cine, la televisión y la radio. Las industrias culturales participan con el 3% del PBI y están íntegramente en manos de capital transnacional de fuerte concentración. La regulación de esos espacios y la intervención del Estado deben operarse de inmediato, comenzando por una ley de radio y televisión propia del siglo XXI.


Aspirinas

Ninguna de las propuestas aquí borroneadas garantiza una revolución cultural ni reemplaza al ineluctable debate, pero constituyen instrumentos que aportan y consolidan el camino hacia la toma de grandes decisiones. Hay provincias que han generado monumentales cambios en sus áreas de Cultura, dotándolas justamente de lo aquí sugerido: rango, recursos, observatorios culturales, debate institucionalizado con los municipios. Buenos Aires, Tucumán, Córdoba desandan un camino que deberá ser recorrido por aquellas provincias que pretendan otorgar centralidad a la gestión cultural. El II Congreso Argentino de Cultura, convocado para agosto del 2008 en Tucumán, podrá ser la arena de confrontación de ideas y búsqueda de acuerdos. Pero un compromiso inmediato de los candidatos presidenciales acerca de los acuerdos básicos despejará el camino a cualquier curso de acción. Y descubriremos (Mempo y tantos otros lo saben) que el patito feo era en realidad otra cosa.



(*) Nota de la Redacción: Ni bien confirmemos la fecha de publicación original, se publicará el detalle.